El eterno viajero, el de las notas infinitas, es el guitarrista de una comparsa. Sentado en un velador de una terraza carga con la funda de vuelo de la guitarra, y con un libreto que nunca lee en el sábado alegreto.
Dentro de la cervecería antigua, entre espejos y mostradores altos, el camarero censuraba a un cantaor vivaracho: –¡Pepe, Pepe… no pegues más porrazos en la barra!
Y es que nadie quiere a la soleá al golpe. Nadie quiere la soleá de Andalucía embotellada.
El maestro Ibn Batouta habla por una España, Andalucía y la Humanidad libres del bajo eléctrico y del cajón “flamenco”: –¿No escuchan los músicos que con estos artefactos la música pierde su desnudez? Esta pequeña música-modal-frigia-judeo-arábigo-andaluza es un eco de músicas perdidas y desapariciones… el cante y el toque, a secas, exigen un esfuerzo intelectual del público oyente -recalca el maestro Ibn Batouta- igual que el baile solitario… pero el bajo eléctrico y la caja de papas barnizada facilitan el trágala en la escucha, con sus rellenos redundantes y su machaconería, al igual que cualquier grupo de baile que se disfraza se cree coreografía. Cuando no hay cante no hay flamenco, y cuando no hay guitarra no pasa nada, no ocurre ninguna tragedia, simplemente porque la guitarra es prescindible. ¿Quién es capaz de negarlo? Philippe Donnier lo dijo muy clarito: el eunuco con su plectro del dedo gordo toca de memoria.
Sin embargo el cante siempre ha sido libre, se ha escapado de las ligaduras de la guitarra usando la palabra. Es el Acento de los cantes personales donde se sostiene el arte en el flamenco. El hombre con el ingenio del cante se escapa de la guitarra. Cargando con el objeto guitarra, con la madera, con el manubrio, no se puede correr bien por los callejones, porque es un lastre, y la mercancía que se lleva dentro va dándose golpes, rebota y se pierde. Ya son las doce de la noche y NO nos convertiremos en calabazas, sino en cencerros. ¡Qué escandalera! Con esta manía de la guitarra no deja de darnos el palique la madera, ¿no es curioso que ningún artista haya inventado un nuevo palo flamenco, un nuevo ritmo, un nuevo cante? Dice mucho la falta de patentes de formas flamencas habiendo caducado el siglo veinte. Todavía nadie se ha enterado que la palabra “palo” es un término navegante, que viene de la influencia de industrias marinas aplicadas en el habla atlántica-andaluza. Es extraño tal descuido estético en la cucaña flamenca con la cantidad de mala literatura que gastan los escribas en el freidor de tesinas. Pero siguen editándose torpes carteles con la supuesta genealogía rítmica flamenca colgada de un árbol, de un quejigo, un olivo o un sauce llorón al lado de una piscina, ¡qué manía con el terruño y el fiemo!… cuando el arte flamenco nace con la navegación, en las orillas de las ciudades de oro y pirámides de sal marina, con la ayuda de las mareas de mercurio y el fiato de los vientos de travesía, que llegan hasta a influir en el extinguido cheli y en el mismo habla de Madrid.
–¡A los gitanos siempre les ha faltado algo de yodo! –dijo un médico que canta de puta madre por jabegotes.
El cante es consciente de que la guitarra ha frenado lo jondo, porque la guitarra favorece que la gente sólo busque en el flamenco el objeto del divertimento, quedando cegada por el brillo lacado del instrumento. El cante desde su fundación anárquica no necesita de guitarras, ni del gitano como policía de la gestapo-jonda, ni del público como concepto moderno.
El Cantaor siempre fue un auténtico poeta e intelectual que transita desapercibido para el vecino, anónimo para su propia persona y las filosofías, y que va cargando con las secuelas mentales de sus trances, perdido en un laberinto de personas y bares, donde vive allí dentro metido, donde morirá sin haber escapado de las personas y del tugurio vital de las audiovisiones mundanas. Ya sea en el Tugurio español o en las sepulcrales del Real, el Cantaor debería ser lo que fue en origen: un individuo ebrio de autoría, ingenio, repentización, de música en el parlare, con soniquete mental, vivacidad en el lenguaje, inteligencia en la hondura, luminosidad vocal y furia verbal. El cante flamenco siempre ha sido artísticamente anárquico por su desorden e imprevisibilidad. Y lo que usted admira normalmente en el escenario es sólo el rescoldo de un repertorio costumbrista de turismo sexual, unos musicales que se suceden a otros musicales pero con los mismos subtítulos… nómbrelo como quiera.
Pero la pequeña música flamenca es porfiadora en origen, y el Cante no encaja porque requiere una libertad que la sociedad de hoy carece… y aunque alterne con otras artes prestigiadas, fundaciones, teorizadores, festivales, museos, galerías, curadores y diferentes artistas contemporáneos (y no con los aburridos familiares, socios de peñas y cabales)… ¡SEGUIRÁN CANTANDO LO MISMO, QUILLO!
¿De dónde se va a sacar el cante jondo entonces si se pierden la alacridad del verbo y el acento del delta del Guadalquivir?
Para que el cante brote espontáneo debe echar mano del arte y olvidarse el metrónomo del telediario -con su tictac de reloj cambiado-, debe olvidarse el remedo del lenguaje grabado, de los discos viejos y de lo que en ellos sesgadamente se cantaba y mal grababa, debe olvidarse el poder y acordarse de lo que pasará en el futuro e intentar hacer un flamenco inteligente… a eso se le llama ser un cantaor con los cojones de un tenore di forza.
El maestro Ibn Batouta sigue distrayendo el desayuno que no existe en la plaza de Santa Ana, viendo la estorbadora estatua de Lorca, al mimo vestido de banderillero, al Tío Pepe mudándose, cambiando de acera, a los marineros que no se han embarcado, a los que acaban de llegar al puertO del sol, a los turistas y manifestantes desengañados, a los vendedores de lotería sexual, a los que buscan mensajes en las carteras, bajo el sol de Andalucía embotellado y en las latas de cervezas escondidas en las alcantarillas… ¿quién va a despreciar una reunión? ¿Los días siempre le van a pertenecer a otros, a los que trabajan, imitan y repiten diariamente?
Un guardia jurado sale por la puerta del Teatro Español, las butacas del sepulcro están dispuestas. Los copiones, replicantes y escorpiones recorren el kilómetro cero. Documentación. Quedan todos ustedes detenidos.
Blog de David Pielfort.