“Seleccionamos una serie de trabajos donde, en la praxis, abordamos diversas cuestiones, en esta ocasión, nos interesa hablar sobre las diferentes maneras de abordar las marcas de lo identitario dentro del propio campo del que toman uso. Algunos trabajan verdaderamente el campo y otros hacen un uso lícito del mismo encaminado a sus necesidades artísticas.
Itziar Okariz, por ejemplo, toma el irrintzi con objetivo de descontextualizarlo, para crear algo nuevo a partir de la experimentación acústica. De diferente forma, Pilar Albarracín, toma el quejío, para transgredir los discursos de la construcción de la identidad andaluza. Su interés no está en contribuir en la técnica del cante. Por otro lado Okariz tampoco pretende contribuir al mundo de los irrintzilaris.
En cambio, es muy distinto lo que hacen, por ejemplo La Factoría Experimental Bulos.net (Santiago Barber y Raúl Cantizano) junto a la colaboración de cantaores como El niño de Elche), quienes entienden que su trabajo debe alimentar el propio campo donde están inmersos, es decir, el del arte flamenco. De forma similar ocurre en el contexto vasco, en relación al uso del bertsolarismo con el proyecto Ornitorrinkus ideado por la bersolari Maialen Lujanbio, la saxofonista Judith Montero y el artista sonoro Xabier Erkizia.”